La captación de los instantes más esenciales en una liturgia nupcial, no parece que deje demasiadas opciones, opciones alternativas o bien innovaciones. Al fin y al postre, lo esencial es conseguir documentar esos instantes claves de una boda, donde los novios son los protagonistas y donde hay poco margen de improvisación, puesto que todo sucede rapidísimo, el ambiente es difícil de supervisar y hay que estar realmente bien preparado.
Y realmente, de esta manera es. El fotografo de bodas en Barcelona se ha mantenido muy afín a lo largo de décadas. Si bien nos debemos remontar a los años noventa, cuando al fin, ciertos fotógrafos deciden que ya está bien de posados frontales, de hastiadas poses en frente de la cámara donde los novios no siempre y en toda circunstancia salen favorecidos. Se transmite la tensión del instante, los nervios y, además de esto, son fotografías muy repetitivas. No por este motivo menos esenciales, más sí que se pueden encarar con nuevas perspectivas.
Del posado hastiado a la busca de lo espontáneo
Desde hace años tiene mucho peso la llamada “fotografía de bodas documental”. Que no es otra cosa que confeccionar un documental al estilo periodístico. Donde el fotógrafo desea pasar inadvertido y efectúa tomas de la liturgia sin que ninguno de los protagonistas acabe posando y forzando sonrisas y posturas artificiales (si bien no está de sobra conocer de qué forma posar frente a la cámara).Esto asimismo viene potenciado por un motivo tecnológico claro: el apogeo de la fotografía digital de Wolfphotographers.
En la temporada del carrete, un fotógrafo de bodas podía tomar trescientas-cuatrocientas fotografías más o menos (diez-quince carretes). Con la llegada de lo digital esto se dispara y algunos fotógrafos, ahora efectúan unas 3.500 fotografías por boda.
Con ese incremento del número de imágenes, el fotógrafo se puede permitir registrar los momentos claves, los frecuentes, mas además de esto muchos otros instantes, en ocasiones menos trascendentales en una liturgia o bien celebración, donde lograr captar los sentimientos que brotan a lo largo de una boda, aparte de situaciones entretenidas y emotivas sin precisar preparación.