La adquisición de productos de segunda mano, es uno de los caminos que muchas personas utilizan para adquirir bienes. Las ventajas son variadas, como por ejemplo, poder adquirir productos a mejor precio, acceder a bienes que no están disponibles en el mercado por algún motivo (agotados, restricciones geográficas, etc.) o incluso la proximidad entre cliente y producto.
Compra segunda mano: pagar menos precio… a cambio de menor calidad.
Pues no, cuando se adquiere un producto de segunda mano, se está adquiriendo algo que ya ha sido utilizado por otra persona. Según sea la calidad de confección del producto y del trato al que se le haya sometido, durante la utilización que le ha dado la primera propietaria, valdrá la pena pagar hasta una cantidad de dinero, como máximo. La clave en segunda mano es confirmar el valor real del bien, para fijar una cantidad de dinero, donde valga la pena comprar el producto.
La confianza con el vendedor, es importantísima para poder fijar el precio, dado que es él quien siempre posee la información real del producto y, por consiguiente, juega con ventaja en el proceso de compraventa. Para cubrir al comprador en estos temas, en las compraventas de productos de segunda mano, tienen existente un período de garantía previsto por la ley. Esto quiere decir, que el vendedor deberá responder de los defectos que puedan surgir en el producto, durante el período de garantía, que podrá constar de hasta un año (o más, si así lo pactan ambas partes).
En los últimos años, han proliferado en Internet los sitios de venta de segunda mano, bien generalistas como especializados en un tema concreto de productos (deportes, vivienda, etc.). Una cosa que caracteriza a todos los sistemas de los servicios de segunda mano que suelen tener, es la de la calidad del comprador y del vendedor, como vaciatucasa. Así, se evita el fraude en la venta online de segunda mano y se promueve la confianza de este sistema. Al tener acceso a los servicios puestos como ejemplo, se pone de manifiesto que el mercado de segunda mano funciona con todas las consecuencias y no tiene por qué tratarse de productos de peor calidad. Tampoco de bienes que garanticen un ahorro, ya que lo barato pudiera salir caro, si no poseemos el tiempo preciso para comparar la compra del producto usado, con la del equivalente nuevo.
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